Aquí herido de muerte
estoy. Aquí goteo
espesor animal y mudo llanto.
Aquí compruebo
la resistencia ciega de un latido
a la fría posibilidad del puñal.
Aquí pronuncio
la palabra que nunca
moverá una montaña.
Aquí levanto
inútiles barreras
que derriba la muerte.
Aquí libro batallas
contra el viento, incluso
contra un ángel (aún cojeo
hacia el lado de Dios).
Aquí y cada día
y cada hora y
cada segundo me he negado a morir.

Aquí odio la vida, sin embargo.

Odio cuanto levanta al aire
una frente o un pétalo.
Cuanto he besado, cuanto
he querido besar y ha sido
materia o voz de mi deseo. Odio
y amo. (Amo
con demasiado amor.)

De todo lo que no fui
quedó la ausencia,
más real que nosotros.
Cuchillo del dolor de lo que no fuimos,
profundo herir el llanto del no nacido.
Senderos de la noche y ensombrecida sombra
la de mis yoes sin mí huidos.
Camino que no hice,
amor que nunca amé y nombre ciego
de mí que ardió sin haberme sido dado.
Vacío voy de vosotros.
Y es tarde
y tarda aún la sombra, larga sombra
donde sólo seré
en el jamás figura, lo mismo que vosotros,
de esta melancolía.