duel

El solecito.

Hoy me levanté tarde como siempre. Anoche me dolían las piernas. Retengo líquidos en la misma medida que retengo mierda. El 60% del ser humano, por esa regla de tres, de cuatro y de cinco, es mierda. No somos agua, somos mierda.

Me pongo a subrayar el título (sí, es que escribo en libreta, millenial, igual que solíais hacer vosotros cuando hablaba el profesor en la universidad privada que os pagaba papi antes de morir infectado por un virus letal de la hostia, venga, también lo hacíais cuando en el insti le escribíais a vuestros amigos dedicatorias en su agenda del tipo ”si yo fuera superman te llevaría volando, pero como no lo soy te jodes y vas andando”). Mastico mi creatividad, se me hace bola. Ni pa arriba ni pa abajo. Esto me recuerda que tengo que desayunar. Se acerca el momento del día. El sol viene y arrasa todo. Un cafelito, la sillita plegable de bebé aprendiendo a andar y el solecito. Quien necesite más no es mi amigo. Aunque tampoco es que me sobren como para hacer una declaración de intenciones, tampoco me sobraban en el insti, a decir verdad, no tenía ni uno.

Salgo. Aquí estoy, en la entradita de la casa, es lo más lejos que he ido desde hace días, muchos convecinos me miran envidiosos, lo sé. Me dispongo a fumarme el único cigarrito del día, ya suficientemente torrada, henchida, preñada de sol. A punto de fuego. Se oye música mala, el andaluz que hace Sprechstimme dice: “Este es el momento, este es el momento…”. Este es el momento de que mi pelo salga ardiendo, me quede calva y por fin, sea ese orco que tanto he sentido que era.

  • ¿Me das un cigarro?.

Mis ojos cerrados se abren. Joder… ¿en serio? Ni en una puta cuarentena hay paz. Escúchame, nadie te dejará sola nunca.

  • ¿Tienes un cigarro?.

¿Otra vez? joder. Abro los ojos, no es una yonqui cualquiera la que pregunta de manera casi imperativa a través de la reja, es la puta y jodida ama del barrio. Tinte rojo recién echado. Bata de chino caro. Vocalización de Valladolid estando en Albacete.

  • No tengo.

Eso le digo, sí. Y me lo fumo. Se queda mirándome. La miro. Nos miramos como en una peli de Sergio Leone. Esto no es un duelo por un cigarro, ahora lo entiendo. Adivinen, es un duelo por el pichichi de los astros. El sol tenía un precio. Por un puñado de solecito. En este mismo instante, seguimos vigilándonos, nuestra mirada necesita un wonderbra.

Silencio…

La amenacé con delatarla a la policía. Se va, huye silenciosa como el pedo de un amante, dice que va a por agua. ¿La policía soy yo? ¿Acaso la estupidez humana no tiene límite? No, ninguno, como el coronavirus. Pero se fue, y yo me quedé en el solecito. Me duelen los ojos, me quema la piel, no tengo amigos, ni siquiera amor, ¿familia? ¿qué es eso? I’m a lonely boy… Oh, oh, oh, I got a love that keeps me waiting. Ese amor que me espera, se llama solecito y es lo único por lo que merece la pena ahora mismo todo en mi humilde y patética existencia. Aunque de todos modos, ¿a quién le importa?

If I fell in love with you

-me perdí en abrir ventanas que es mejor no abrir. cerca del punto y la línea, tal vez, lejos de tí.

Ahora cantan nuestras manos en un sofá hambriento de te quieros y me hielo cuando me tengo que ir. Esta puta niebla va y me acompaña junto con promesas que desaparecen cuando nos alejamos, y es que nos conocimos y yo, perdona que me volviera loca esperando tus caricias, perdona que me partiera esta mala cabeza.

tu nariz me investiga, no he visto ojos tan tristes. Tengo unas manos delgadas, dices. pienso en lo puto bello que eres.

me destrozas otra vez, mientras entrelazamos refugios y olores, aquellos de esas noches mojadas, aquellos de tan tu, de tu tan mío. No sé aun, no he aprendido a decirte:

-Ven y no te vayas nunca.

Me encantaría ser más normal pero al final acabo siendo puramente inaccesible. Hayo paz entre los muertos del día siguiente, es difícil explicar. Ójala y fuera más normal. Ójala y el amanecer no me supiera a humo, ¿por qué cuando eres un muerto ya no te respetan ni los coches en un paso de cebra?. El amanecer, por lo menos, sirve para escribir, es fácil, digamos que duele menos decir la verdad cuando te rodeas de muertos.

Pero me encantaría poder ser más normal, no tener que hablar de Bach, ni de Schubert, ni tener que recordarte, simplemente poder amarte como en los boleros.

https://open.spotify.com/track/2tbzmdXJJQYcxNGhh17ciY?si=759f7e484dd34788

Time takes a cigarette.

El tiempo me ha delatado con un carácter autodestructor. Podría decirse que me has salvado durante unos años de la vida y todo lo que ello conlleva, aunque me condenaste al aburrimiento más romántico, bendito aburrimiento. Ahora que he abierto los ojos, que puedo decirme que me hiciste daño y que no quiero sufrir más, ahora que veo en hechos que tú jamás me quisiste como parecía, vuelvo a las andadas, vuelvo a fumar, vuelvo a beber y vuelvo a no desear a nadie, vuelvo a querer estar maldiciéndolo todo, vuelvo a perderme. El ascenso y la caída de Ziggy Stardust podría ser la historia de mi vida, al fin y al cabo siempre he fumado para celebrar una derrota,

hay que saber perder.

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La gran excusa de nuestra mediocridad:

deseas a la mujer del vecino, la de las tetas grandes,

la billetera de tu jefe, gruesa y dura,

las ilusiones de los enemigos que ves todos los días,

y los odios de los amigos que nunca ves,

pero al final todos acabamos en la mierda.

Ójala y nuestra polla o coño fuera más grande que nuestro ego,

que aunque sea equiparable no es igual,

así podríamos presumir de bicefalia y tal vez

lograr el equilibro

que siempre se nos derrama por el mismo lado.

Muchos me dicen que es más fácil escribir un diario,

pero ah,

este afán por llenarlo todo de mierda,

si buscáis belleza no os miréis al espejo.

Los escritorios no deberían esperar sólo hojas tristes.

Ya sólo me emborracho para dormir.

Trabajar es anodino, algo completamente indiscutible por eso nadie habla de ello.

Los escritorios no deberían guardar esta clase de hojas.

No puedo escribir los versos más tristes esta noche, sólo los más feos; y eso ya es demasiado.

According to Brueghel
when Icarus fell
it was spring

William Carlos Williams

Es poco lo que nos va quedando. Demasiado para saber aceptarlo. Entre nubes se nos va lo que nunca hubo claro. Tal vez vino igual. La única nada que sabemos es la nada que quedará cuando uno de los dos dé el último portazo, aunque seguramente la sabré yo que será quien quede esperando, pues no puede esperar nada aquél que nunca dió de más. No sabemos nada, sólo esperar el no sabemos nada, solo esperar el no sabemos, solo esperar el

no sé por qué aún pierdes la cabeza por mí.

«Es simpático, divertido, me hace reír…», dicen las chicas.

«Me dan asco las mujeres normales», digo yo. Ella es a la que critican, a la que envidian y acusan las otras mujeres, a la que desean los otros hombres.

«Búscame en los bares o no busques», dice ella.

Qué descanso le queda cuando desnuda en mi cama ha logrado mi atención y maldice sus tacones, por mí nunca tuvo que recorrer tantos kilómetros, por mí ni sus pies ni su corazón dolieron como los de las otras.